shasei

foto Andrés B. Rodas

 

SHASEI, un solo de MORENO BERNARDI

 

 

 

danza/coreografía Moreno Bernardi

 

cuadernos dramatúrgicos Guillem Gefaell

 

 

 

“shasei”, en japonés, es “esbozo del natural”. El ‘espiritu shasei’ es la esencia necesaria para la práctica (escritura) y la lectura de un haiku: diseñar lo natural, describir lo que uno presencia.

 

El solo nace del pensamiento cuando este es simple reflejo de algo al que se ha presenciado, y desvela lo que el bailarín ha podido entender cuando encontró cada movimiento. El verbo japonés kaku es el mismo para 'escribir' y 'pintar', en SHASEI es el mismo para 'danzar': expresión de la personalidad del movimiento que escribe, pinta y ante todo es lo que evoca. El movimiento natural del instante que no termina, se transforma según lo que sigue ocurriendo a su alrededor. Un movimiento hakanaku ('sin el menor significado', 'lo que está al límite de la nada'), y por eso es claro, fácil para la vista, cercano para el oído… compasivo con el cuerpo que, al construirle, le dona piel. El movimiento de la muerte presenciada, como cuando las alas de un pájaro se abren por última vez, sin la vida necesaria para volver a cerrarse y así se quedan, abiertas para siempre.

 

Guillem Gefaell, presenció al primer proceso de Shasei, y escribió “Memorias de un soldado en la trinchera”, aquí unos esbozos: ...

 

Equilibrio, Exactitud, Retorno … Y en mitad de la nieve, un soldado desnudo.   No hay mas que su cuerpo … Soldado que luchas por la paz de las estrellas, Deja de rendirte, Deja de ganar, La lucha la libramos todos los que lloramos por ti, Nuestras lágrimas son la nieve que te cubre, … Me subo a mi pequeña torre y observo la danza secreta de la nieve. Un soldado, Un centinela, Un árbol milenario, Incansable, Se alza como un muro en la frontera, Y combate contra el viento, … No descansa, … De tan sólo estás en otro tiempo. Verbo en carne y hueso. Austero. Enclaustrado en el abismo de tu búsqueda … La nieve y el sudor te abrazan en la fiebre. Y el cansancio no te abate. El cansancio es un umbral que has dejado atrás. Tu mente es el estado en el que corres por la nieve sin sentir el frío. Tienes la técnica de irte lejos, hasta que correr es una manera de pensar. Yo sólo miro lo que me alimenta. Decido lo que existe. Soldado inventado, tu soledad es una guerra infinita. Los pasos son caídas minúsculas que te llevan hasta el borde de las cosas. Controlas el tiempo con tus fuertes brazos.

 

… si pudiéramos volar, nada sería tan fantástico, tan fantasioso, como la lucha que Moreno Bernardi libra cada día con todo aquello que recubre la pereza, el dolor, el cansancio. Es como de otro tiempo, observar cómo se viste de soledad con calcetines gruesos y baila hasta que no comprendo nada más que el silencio en el que se envuelve. Yo me quedo en un rincón y me parece observar un cuento, una leyenda francesa, algo que debería ser en blanco y negro, o en dibujos animados antiguos, con esa granulación en la imagen que parece que simplemente sea de otro tiempo. Da igual que su cuerpo haya pasado por esos sitios miles y miles de veces, se convierte en un instante nuevo, porque esta todo su cuerpo en cada instante. Me gusta contemplar desde ese rincón como si yo casi no tocara el aire que respiro. Pero no hay suficientes esponjas en el océano para absorber todas las imágenes que saltan de su cuerpo, de sus pasos, de su danza. Todo se convierte en música si baila. Pierdo la noción de los minutos y me pesa la quietud de mis piernas.   Y su soledad, que baila, es dulce como un lago de un río que baja despacio y silencioso, que de la quietud azul salen brazos que te abrazan. [Guillem Gefaell]

 

foto Andrés B. Rodas